Estudio de los inhibidores de la bomba de protones sobre la capacidad bactericida celular en pacientes cirróticos con ascitis
La administración de un fármaco de forma continuada puede llegar a interferir con otros procesos del organismo, como ocurre, por ejemplo, con los inhibidores de la bomba de protones (IBPs) que se administran como protectores gástricos. Irma García ha estudiado este fenómeno en pacientes con cirrosis, en los que ha observado la disminución de la actividad bactericida de los neutrófilos a causa de estos inhibidores, lo cual agrava las infecciones bacterianas que sufren frecuentemente estos pacientes y que pueden ser causa de muerte. Nos lo cuenta ella misma en el resumen que nos ha preparado y en la charla que impartió en el ciclo de conferencias “En las Fronteras del Conocimiento”.
Estudio de los inhibidores de la bomba de protones sobre la capacidad bactericida celular en pacientes cirróticos con ascitis
El consumo de fármacos inhibidores de la bomba de protones (IBPs) se ha generalizado en todo tipo de pacientes, incluyendo a pacientes con cirrosis, debido a su alto nivel de seguridad y el concepto generalizado de fármaco “protector” incluso cuando no hay motivos claros para su uso. De hecho, hay numerosas evidencias clínicas en la literatura que demuestran que, al menos en el contexto de la cirrosis, puede tratarse de una familia de fármacos con riesgo potencial de complicaciones clínicas.
Los neutrófilos constituyen una población clave para el control inicial de las infecciones, y cualquier actitud terapéutica, tal como el uso de IBPs, puede interferir en este mecanismo bactericida natural. Recientemente se ha demostrado que el omeprazol, como exponente de los IBPs, reduce la capacidad bactericida de los neutrófilos en voluntarios sanos. La extensión de este concepto a pacientes con cirrosis descompensada, que por su parte ya están afectados por numerosos defectos inmunes, permitiría explicar mejor la relación entre el uso de IBPs y las infecciones espontáneas tan frecuentes en estos pacientes.
Este estudio demuestra que los pacientes cirróticos que toman IBPs presentan menor capacidad bactericida celular que aquellos que no los toman. También se observa un incremento en el número de casos de traslocación bacteriana (mecanismo por el cual las bacterias de origen intestinal atraviesan la barrera intestinal accediendo a ganglios linfáticos mesentéricos y otras localizaciones extraintestinales) entre los pacientes que tomaban IBPs, pudiendo estar expuestos así a sufrir infecciones que deterioran su pronóstico.
Aunque el beneficio del uso a largo plazo de los IBPs en algunas indicaciones es incuestionable, su administración a largo plazo no está exenta de riesgos. Por tanto, es recomendable utilizar las menores dosis eficaces y reevaluar periódicamente la indicación que motivó dicha prescripción.
16 julio 2013